miércoles, 19 de abril de 2017

Perlas cinéfilas (parte 1)

Las películas que han marcado mi vida y mi amor por el Cine, en pequeñas dosis.



LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ 


Título original: Gone With the Wind
Dirección: Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood
Año: 1939
Interpretación: Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Thomas Mitchell, Barbara O’Neil
Guión: Sidney Howard, Oliver H. P. Garrett, Ben Hecht, Jo Swerling, John Van Druten


Es, para muchos, la película más grande jamás filmada. Su secreto: una forma de hacer y entender el Cine que ya no se estila. Un sentido del espectáculo épico y fascinante, empezando por su promoción; un guión magistral, digno de la novela original; una música maravillosa, conmovedora e inolvidable; unos personajes ricos, profundos, y unos actores que parecen nacidos sólo para darles vida; un dominio de las emociones prodigioso y unas frases memorables, que han trascendido a la película generación tras generación. Y Escarlata. El Papel (por ella lucharon 100 estrellas y 1400 desconocidas). “Scarlett O’Hara no era bella, pero los hombres no solían darse cuenta de ello hasta que se sentían ya cautivos de su embrujo”. Así empieza la novela; así nace la inmortalidad.   



CARTA DE UNA DESCONOCIDA 


Título Original: Letter From An Unknown Woman
Dirección: Max Ophüls
Año: 1948
Interpretación: Joan Fontaine, Louis Jourdan, Mady Christians, Marcel Journet, Art Smith, Carol Yorke
Guión: Howard Koch (Novela de Stefan Zweig)


Elegante y emotiva adaptación de la célebre novela de Stefan Zweig y cumbre del cine romántico, en el sentido más bello y trágico de la palabra. Una historia de amor –de la libertad del amor frente a las convenciones- predestinado al fatalismo, entre una apasionada adolescente que cree estar enamorada (perfecta Joan Fontaine, como niña y como dama) y un exitoso pianista (Louis Jourdan, soberbio) para quien ella es sólo una más; otra desconocida en su lista de conquistas anónimas. Una pasión que viven con intensidad, muere súbitamente y resucita nueve años después –ella casada, él decadente- durante una sola noche… en la que ella sigue siendo una desconocida. Para el ciego donjuán, porque nosotros (como el mayordomo mudo) nos enamoramos de Liza ya en la primera escena.

 



EL FILO DE LA NAVAJA 
Título Original: The Razor’s Edge
Dirección: Edmund Goulding
Año: 1946
Interpretación: Tyrone Power, Gene Tierney, John Payne, Anne Baxter, Clifton Webb, Herbert Marshall, Elsa Lanchester
Guión: Lamar Trotti (Novela de W. Somerset Maugham)

“Creo que quien le haya conocido no podrá sustraerse a su bondad y nobleza. La bondad es, al fin y al cabo, la fuerza más poderosa del mundo”. La frase final de esta película imprescindible no sólo es una certera definición de su protagonista, también debiera ser la máxima aspiración de todo ser humano. Es la conclusión perfecta de este maravilloso cóctel de amores trágicos, misticismo y redención entre bailes de la alta sociedad y sórdidos tugurios, entre la belleza superficial y la hondura espiritual, entre la alegre despreocupación y el tormento de la enfermedad; y la muerte. Una película brillante, con un guión medido, soberbias interpretaciones todas (especial mención a la torturada Anne Baxter y al cínico snob Cliffton Webb) y ese aroma clásico inconfundible.    


LA COSTILLA DE ADÁN 
Título Original: Adam’s Rib
Dirección: George Cukor
Año: 1949
Interpretación: Katharine Hepburn, Spencer Tracy, Judy Holliday, Tom Ewell, David Wayne, Jean Hagen.
Guión: Ruth Gordon, Garson Kanin

Amanda (K. Hepburn) es una brillante abogada especializada en causas femeninas; Adam (S. Tracy) es un brillante fiscal obsesionado con el respeto a la Ley. Ella defiende a una mujer que ha disparado a su marido infiel; él es el encargado de que la presunta pague su asesinato fallido. En casa, ella es pocholina y él pocholín. Pronto, la batalla del tribunal se traslada al hogar de los Bonner y comienza la guerra de verdad, la de sexos. Ella le acusa de machista, entra en escena un galán, hay celos, un azote, amenaza a punta de pistola (de regaliz) y finalmente divorcio. Casi. Porque Adam guarda un arma secreta: los hombres también saben llorar. Al final, tal vez no seamos tan distintos y sólo nos separe una pequeña diferencia, pero ¡viva la diferencia! Ayer, hoy y siempre.


LA PRINCESA PROMETIDA (Rob Reiner, 1987)


Título Original: The Princess Bride
Dirección: Rob Reiner
Año: 1987
Interpretación: Robin Wright, Cary Elwes, Mandy Patinkin, Chris Sarandon, Christopher Guest, Wallace Shawn, André the Giant, Fred Savage, Peter Falk, Peter Cook, Mel Smith, Billy Crystal
Guión: William Goldwing, basado en su propia novela


La Princesa Prometida no es una película de aventuras, ni una película de amor, ni de venganzas, ni de magia, ni de piratas, ni de héroes involuntarios y voluntariosos; no es una película de buenos y malos, ni de amistad a prueba de espadas, venenos, torturas o la misma muerte. La Princesa Prometida es todo eso y mucho más. Porque desde el instante mismo en que la vimos por primera vez, la hicimos nuestra. Es la película que nos enamoró del cine, del humor ingenioso y de Mark Knopfler; es la historia que nos hizo creernos inmortales, tanto como el pirata Roberts; que nos ayudó a enfrentarnos a cualquier acantilado infranqueable, sabiendo que algún gigante Fezzik está siempre a nuestro lado; que nos puso en la mano izquierda –o derecha- una espada invencible para vengar cualquier afrenta al grito de “Hola, me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre (o me robaste a mi chica), prepárate a morir”. Es la película que nos enseñó el valor de la honestidad, del coraje, de la lealtad. Y que nos enseñó, por encima todo, el infinito valor del amor verdadero. El del abuelo a su nieto, el de Fezzik a sus amigos, el de Montoya a su padre, el de Westley a Buttercup, el de Goldman y Reiner al cine…
El mismo amor verdadero que todos hemos querido susurrar a Robin Wright desde aquel lejano día en que nos enamoramos, perdidamente, de la Princesa Prometida: “Como desees”.


EL HOMBRE QUE PUDO REINAR (John Huston, 1975)

Título Original: The Man Who Would Be King
Dirección: John Houston
Año: 1975
Interpretación: Sean Connery, Michael Caine, Christopher Plummer, Saeed Jaffrey, Doghmi Larbi,Shakira Caine, Karroom Ben Bouih
Guión: John Huston & Gladys Hill (Historia: Rudyard Kipling)

Aventura en estado puro. Cine con mayúsculas. La obra magna de Kipling que Huston hizo inmortal. Un canto (de cisne) a una época perdida y orgullosa ("No somos dioses, somos ingleses, que es casi lo mismo"), trufada de romanticismo añejo; y una exaltación a la amistad inquebrantable entre dos hombres, Peachy y Danny, que sobrevive a guerras, conquistas, montañas gigantescas, reyezuelos, leyendas ancestrales, reinados fugaces, tesoros incalculables y toda suerte de peligros (salvo a una mujer, claro). Dos bribones descarados y entrañables que saben aceptar su destino con valor, con humor y sin reproches; y que, de paso, brindan a Caine y Connery los mejores papeles de su vida. Sin duda, una de las joyas de la corona del género colonial. ¡Ostras de la China!

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